Jueves, 04 de abril de 2019

Alcanzar la metaCiertamente el tema de la muerte no tiene buena prensa en la sociedad actual. Por el contrario, la tendencia generalizada es mantenerla afuera de nuestra agenda. Sólo cuando se hace inevitable nos acercamos a ella de manera esquiva y resignada. En esta sociedad materialista, narcisista y egocéntrica, la muerte es una realidad demasiado incómoda para convivir con nuestras expectativas.

Como contrapunto a esta reflexión sorprende grata e ingenuamente la lectura del final del cuento El Principito, donde se nos pone en contacto con el hecho transcendente de la muerte. La narración de este pasaje resulta muy natural, aunque cargada de emotividad y cierto dramatismo. Y es que el principito no ve su muerte como un drama. Es verdad que le cuesta afrontar ese paso supremo, pero sabe que es el único medio para reunirse con su amada, su bien más preciado, la rosa que dejó en su planeta. El pequeño príncipe reconoce que la única manera de alcanzar su meta es abandonando su envoltorio (su cuerpo) en la tierra para regresar a su planeta. La muerte no es un drama para él, es un paso ineludible.

Yo también soy de los que piensan que la muerte no es el final. Me tengo por un hombre de fe y creo firmemente que la vida es un camino de tránsito hacia una plenitud gloriosa junto a nuestro Creador. Esta convicción la expresó bellamente el recordado poeta, periodista y sacerdote español José Luis Martín Descalzo unos meses antes de morir, cuando ya sabía que le quedaba poco tiempo de vida. Escribió Testamento del pájaro solitario, en el que encontramos estos versos:

Morir solo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva,
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.
 
Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver el Amor sin enigmas ni espejos;
descansar de vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura.

Sorprende el verso «descansad de vivir en la ternura». Uno tiende a identificar ternura con amor. Pero no, para Martín Descalzo la ternura no es sino apariencia de amor auténtico, del único que sacia; es un sucedáneo al que nos aferramos cuando no disponemos del amor original. «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida», dice Jesús de Nazaret a quienes lo quieren escuchar. Yo trato de vivir su verdad en su camino…


Publicado por torresgalera @ 12:34  | Pensamiento
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