Martes, 20 de febrero de 2018

(Apunte 7)

ConciencciaNo cabe duda de que la historia humana se puede escribir gracias a esa cualidad –mejor habría que decir, ese don– que es el Logos (Apunte 1). Es por ello que el hombre no ha dejado de hacerse preguntas desde que se percibe a sí mismo como ente (ser). Es precisamente el Logos lo que determina el propio ser, lo que le lleva a tomar conciencia de la propia existencia.

La conciencia responde del conocimiento del propio yo. La conciencia verifica la doble naturaleza del ser humano: física y espiritual. Relaciona el ser humano interior o espiritual con el ser humano físico; le permite conocerse de modo inmediato y privilegiado y, por lo tanto, juzgarse a sí mismo de manera segura e infalible. Para Platón la conciencia significa «el diálogo interno del alma consigo mismo».

Los ámbitos que contribuyen al desarrollo de la conciencia son el cerebro y la mente. El primero es el soporte físico a través del cual se objetivan las funciones de la mente y se expresan, según los casos, diferentes grados y profundidades de conciencia. En cambio la mente posee la capacidad de pensar, razonar, ordenar ideas, crear relaciones entre ellas, concebir cosas, ver con y más allá de los sentimientos.

Por su parte, la conciencia es el campo de acción en el que se mueve la mente, aunque también intervienen las impresiones y percepciones físicas, las emociones, las intuiciones, el mundo de la imaginación y las experiencias metafísicas. Es todo un universo que se apoya en la materia, pero que va mucho más allá ampliándose hasta planos inconcebibles.

Los tres conceptos (cerebro, mente y conciencia) van unidos: la materia a la idea y al espíritu, o en otras palabras, la materia a la energía y al alma, relacionándose en diferentes grados de sutileza y amplitud de acción. Esta es la razón por la que se dice que la conciencia es una propiedad del espíritu humano. Dicha propiedad permite un conocimiento reflexivo de nosotros mismos, de nuestras aptitudes y posibilidades. Descubre cambios interiores y descubre el mundo exterior dándole cabida en la propia e íntima subjetividad. Si la mente es una potencia del alma, la conciencia es el alma misma, a falta de mejores términos para explicar la semejanza que hay entre el ser humano y el universo. La conciencia hace que el hombre sea y se sienta parte del universo. Y lo hace en forma de preguntas.


Publicado por torresgalera @ 7:00  | Pensamiento
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